Supongamos que las palabras mágicas #LiberenLasPatentes por fin abren la cueva que esconde las fórmulas secretas contra el COVID-19. ¿Qué pasa después? ¿Más transferencia de tecnología? ¿Menos desigualdad entre países? ¿El fin de los oligopolios de la investigación científica? El periodista científico Martín De Ambrosio consultó a distintxs investigadorxs de la UNSAM y encontró respuestas un poco más realistas.

“Para Diego Comerci, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) y socio de Chemtest, ‘liberar las patentes’ no hace temblar a la globalidad ni a la organización general desigual de la ciencia, habida cuenta de quiénes son los presidentes que la defienden: ‘La patente es un paper, una publicación científica. Te la bajás y te la leés, pero eso no significa nada. Lo importante es la transferencia tecnológica. Es lo que tiene el que produce el conocimiento y que garantiza que otro no la haga’. Subrayado: Garantiza que otro no lo haga. Ni en pandemia”, señaló De Ambrosio.

Mientras tanto, en la Argentina ya tenemos nuestro prototipo de vacuna, a punto de ingresar a ensayos clínicos: la ArVac-Cecilia Grierson, desarrollada en la UNSAM por el equipo de Juliana Cassataro. ¿Cómo debería insertarse esta estrategia local en un mundo dominado por el juego de unas pocas multinacionales?