“Sentimos algo muy visceral con el ferrocarril: podemos estar horas callados escuchando el paso de los trenes o el contacto de la rueda sobre el riel. Cuando nos subimos por primera vez a una zorra, que es algo sencillo, nos generó algo muy fuerte”, cuenta Leandro Melluso, trabajador del Ferrocarril Roca y estudiante de la Licenciatura en Tecnología y Gestión Ferroviaria del Instituto de Transporte (IT), que junto con sus cuatro compañeros Juan Pablo Zupán, Federico Pallés, Andrés Rovira y Patricio Devoto fundó la Asociación de Amigos del Ferrocarril General Belgrano, gracias a la cual los pueblos de Villars y Plomer recuperaron su tren y su antigua vida turística y comercial.
La entidad sin fines de lucro —que trabaja desde 2006 para preservar la traza del ramal G del ferrocarril— hoy tiene más de 50 miembros. “Lo primero que hicimos fue una caminata por todo el ramal para conocer su estado de abandono. Después, de manera muy improvisada, nos organizamos en jornadas de trabajo para desmalezar, limpiar y patrullar la traza todos los fines de semana. Lo tomábamos como un juego y, a la vez, como un trabajo. Terminábamos deslomados y, después, los lunes era volver a nuestros trabajos o a estudiar”, cuentan sus fundadores.
Conocé la historia completa de estos amigos del riel que, durante más de una década y media, limpiaron y repararon más de 110 kilómetros de vía.
Y, de yapa, una videoentrevista con los protagonistas.