Salute. ¿Cómo estás? Vi 2001 (la serie). Me divirtió, ponele. Y me pareció una descripción floja, no falsa del todo. Conspirativa, en exceso. Alivia a De la Rúa, no aborda la Banelco. No releí a Bonasso, la fuente. El libro tiene conjura y gesta. En la serie la gesta se aborda mínimamente. El malo es el FMI. Establishment no existe. No están los CEOs de la banca… Fatal. Chacho y Duhalde, malas caricaturas. Toquecitos lindos sobre Chiche. Bien caracterizados Cavallo y Colombo, dentro de todo. Hay libertades grandes en los últimos días… Licencias narrativas, deformaciones, quiero significar.
“Qué maravilla el tono Mario Wainfeld —escribe Martín Ale en esta despedida—. En sus textos en Página/12, en sus programas de radio, en sus columnas en la tele, en un mensaje de Whatsapp. A principios de semana, cuando me enteré que la cosa estaba muy mal, revisé el último intercambio con él. Era sobre la serie Diciembre 2001. El link mental me llevó directo al programa En la vereda, allá por el 2000-2002, conducido por Quique Pesoa. En esos años, Wainfeld analizaba con sapiencia una realidad que quemaba. Yo era un pendejo. Era un placer escucharlos. Entonces y desde entonces leí y escuché como tantos otros: buscando orientación, análisis precisos, información sin fruta, sabiduría en frases breves.”
Con su muerte, el periodismo político, las ciencias sociales, las universidades públicas y la movilidad social ascendente perdieron un aliado.
El homenaje completo, en Revista Anfibia.