La inteligencia artificial llegó para quedarse: los nuevos episodios de Black Mirror de pronto atrasan, los replicantes imaginados por Philip Dick medio siglo atrás ahora resurgen como chatbots y casi estamos en concidiciones de afirmar que los androides sí sueñan con ovejas eléctricas. ChatGPT, Midjourney, Stable Diffusion, Synthesia, Grammarly, LivePerson. Todos los días, en las redes, en las noticias, en el comentario de algún/a colega asoma una nueva aplicación o anuncio vinculado con la inteligencia artificial.

Desde la física, la ciencia de datos y las ciencias sociales, lxs investisgadorxs de la UNSAM Daniel de Florian, Rodrigo Díaz y Flavia Costa proponen un abordaje poliédrico del fenómeno IA: impacto social, regulación estatal, ventajas y peligros de los “individuos maquínicos” que avanzan a pasos agigantados. “El desafío está en la política. Pero para que los estados puedan controlar estas tecnologías hacen falta grupos de científicos calificados que les digan cómo hacerlo y qué riesgos tienen”, propone Costa. “El marco internacional es muy favorable, porque estamos todos los científicos trabajando en esto. Es posible la regulación, pero hay que ponerla como prioridad”.

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