Para poder administrar el uso de la energía, primero hay que saber cómo la usamos en casa. Salvador Gil, director de nuestra Ingeniería en Energía, aporta consejos para reducir el consumo de luz y gas basados en la modificación de algunos hábitos. Sobre todo, racionalizar el uso de artefactos clave como las estufas eléctricas, que además de generar altos niveles de consumo impactan en el medioambiente.

“En general, la razón por la que es necesario calefaccionar es porque hay pérdidas por rendijas en las puertas y ventanas. Cuando no están bien selladas, no son aislantes. Pequeñas acciones, como cerrar de noche las persianas de madera o de plástico —y también las cortinas, si las hubiera— permitirán que no se necesite calefaccionar más de unas pocas horas ese ambiente y eso se traducirá en un ahorro importante de energía”, apuntó el especialista en eficiencia energética.

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Gasintensivos

En su artículo “Anatomía del consumo residencial argentino. Uso racional y eficiente del acondicionamiento térmico de viviendas” (Energía, Serie Futuros 2022) Gil aporta junto con Raúl Zavalía Lagos y Leila Mora Iannelli los siguientes datos: el 98 % de los hogares argentinos dispone de acceso a los servicios eléctricos y cerca del 61 % están conectados a las redes de gas natural. Sin embargo, el consumo de electricidad en este sector equivale solo al 38 % del consumo de gas. ¿El motivo? Los hogares argentinos son más gasintensivos que electrointensivos.