Nuestra universidad inició la tercera autoevaluación institucional, que recoge la experiencia previa y se propone, a partir de una mirada sobre el pasado, sentar las bases para el desarrollo futuro de la institución. Las dimensiones de evaluación principales serán el marco institucional; la formación; la investigación y el desarrollo; el cuerpo docente; y la extensión y la vinculación.
¿Qué tipo de información se recopila y analiza en este proceso? Las evaluaciones institucionales previas; los informes de gestión anuales; la evaluación de la función ciencia y técnica —en el marco del Programa de Evaluación Institucional del Ministerio de Ciencia—; la información recolectada a través de distintos instrumentos existentes —encuestas, entrevistas, talleres—; e información estadística sobre las funciones sustantivas y de gestión de la universidad, entre otros contenidos.
¿Por qué es importante que todxs nos involucremos en el proceso de autoevaluación?
El espíritu de la autoevaluación consiste en realizar un análisis retrospectivo y reflexivo sobre lo que se hizo. En este sentido, es un espacio y un tiempo que la institución se da para pensarse a sí misma y sus desafíos a futuro: ¿Cuál es la direccionalidad que nos hemos dado? ¿En qué situación nos encontramos? ¿En qué medida lo que estamos haciendo nos lleva hacia donde nos propusimos? ¿Qué ajustes deberíamos hacer? Se trata de un proceso que solo tiene sentido si se avanza en una reflexión integral y colectiva —de todos los claustros— sobre lo realizado y de cara a las nuevas metas de formación, investigación y transferencia.
¿El objetivo? Mejorar la calidad integral de las actividades de nuestra institución.