El lugar donde se proyectan los sueños: movilización en defensa de la universidad pública
La marcha del 2 de octubre confirmó que, en la Argentina, la universidad es el gran punto de convergencia democrática, sin el cual sería imposible pensar un futuro digno para todos y todas. Recreando el estilo periodístico de Enrique Raab y Normal Mailer, ocho cronistas anfibios salieron a contar la infinita vitalidad de un movimiento social que, una vez más, tomó la delantera en la lucha por un cambio político estructural.
“Iban a ser cuatro las amigas de Victoria que se encontraban en la cabecera de la línea D para ir hasta la plaza Houssay y caminar al Congreso. Se fueron sumando hermanos, más amigas, docentes de escuelas. Así amplía mundos la universidad.
La plaza está llena. Caminan entre las columnas de los sindicatos, estudiantes de secundario, la UCR, la Cámpora. Llega la columna de Filo y la de Fsoc. Van encontrando gente. Cantan Fanático, de Lali, y corean “al peluca le queda poco” con el PTS. A las 17, después de la lectura del documento, cantan el himno y desconcentran. En Montevideo y Rivadavia se arma bardo. Cristina está por saludar en el Patria.
—La universidad cambia vidas, mejora vidas —dice Iara. Lo ve todos los días en las aulas donde enseña.
Victoria le pregunta a Laura por qué vino hoy:
—Vengo por la potencia creativa de la universidad. Me aterra pensar que la Argentina pierda un entramado de instituciones que piensen, investiguen y enseñen. Para producir conocimiento e interrogarse. Más allá de los defectos, pensando en el bien común. Con lo complejo que es definir ese bien común.”