El trigo pan o trigo harinero es el cereal más cultivado en el mundo. Para 2023, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima una producción de 794 millones de toneladas. Sin embargo, los eventos de sequías generados por el calentamiento global en los principales países productores alteran la cosecha, sobre todo de la variante 1RW.   

Un estudio internacional del que participaron investigadores del Instituto Tecnológico Chascomús (INTECH) de nuestra Escuela de Bio y Nanotecnologías (EByN) descubrió en la clase 1RW altas dosis de un grupo genético específico que detiene el crecimiento de las raíces e impide el aprovechamiento del agua profunda. “Los genes OPR participan de la ruta de síntesis del ácido jasmónico, una hormona clave en las plantas, aumentando su concentración. El alto dosaje de este ácido restringe el crecimiento de las raíces. Lo que nosotros descubrimos fue que la presencia de un subgrupo de genes OPR era mucho más alta en las plantas 1RW que en las 1RS”, explicó Guillermo Santa María, director de Laboratorio de Fisiología de Plantas del INTECH-EByN y participante del proyecto que derivó en la publicación del paper “Dosage differences in 12-OXOPHYTODIENOATE REDUCTASE genes modulate wheat root growth” (Nature Communication). 

Aunque parezca increíble, la acción de los genes OPR puede neutralizarse con ibuprofeno. “Para inhibir la síntesis del ácido jasmónico en el trigo 1RW aplicamos un procedimiento farmacológico a base de esta droga, lo que restituyó la capacidad de crecimiento de sus raíces”, detalló Santa María. Pero esta no es la única herramienta con la que cuenta el equipo para mejorar el crecimiento de las raíces 1RW, la famosa tijera genética de la técnica CRISPR también fue probada con resultados alentadores.

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