Desde la toma de Kabul por parte del movimiento talibán, Afganistán ocupa el centro de la atención internacional. ¿A qué se debe este repentino interés generalizado? ¿La fascinación por la agenda norteamericana y las sospechas históricas en torno al islam político fogonean una mira reduccionista sobre Oriente? ¿Cómo leer un acontecimiento sintomático de las dinámicas globales y regionales sin caer en estereotipos funcionales a ciertas narrativas colonialistas?

“Lo que sucede en Afganistán es de suma importancia y, en ese sentido, es de celebrarse el interés que ha despertado”, dijo en esta nota Mariela Cuadro, directora de la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Escuela de Política y Gobierno (EPyG) de la UNSAM. “Sin embargo, es preciso prestar atención a los objetivos del mismo. Si el interés deriva de la necesidad de normalizar, se señala la diferencia en el otro como un rasgo negativo y, por lo tanto, a extirpar. En cambio, si este proviene de la vocación por comprender, esa diferencia es ubicada al interior de un proceso histórico que es resultado de la combinación de factores globales, regionales y locales”, señaló la especialista.

Para seguir pensando el tema, te recomendamos leer “La caída de Kabul: la vuelta de los Talibán. ¿Tenemos que salvar a las afganas?” (Revista Anfibia).