“Creo que este congreso llega en un momento justo, en un contexto en el que la contraofensiva contra esta agenda viene de todos lados. Incluso dentro del espacio político intelectual amplio que incluye a la izquierda y al nacional populismo, también se ha empezado a abandonar esta agenda porque algunos dicen que pasó de moda”, dijo Ariel Wilkis, decano de la Escuela IDAES, en la apertura de esta actividad que convocó a investigadorxs, activistas, personal de salud, educadorxs, funcionarixs, técnicxs de la administración pública y estudiantes de todo el mundo. “Acá decimos que no es una ola sino todo lo contrario: es una agenda central. Porque es imposible que nuestra sociedad sea mejor, más inclusiva y más igualitaria si no tenemos esta agenda en el centro de las preocupaciones”, destacó el sociólogo.
El Primer Congreso Nacional de Estudios Interdisciplinares sobre Diversidad Sexual y de Género tuvo paneles de debate, tres mesas centrales y sesiones de trabajo en base a distintos ejes: activismos, educación, trabajo, salud, prácticas culturales, erotismo y sociabilidad. Además, se presentaron los resultados completos del Primer Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y Genérica en la Argentina, elaborado por cinco universidades nacionales junto con organizaciones de la sociedad civil y activistas para conocer el estado de situación de la diversidad sexual y genérica en Argentina. Estos resultados permitieron procesar múltiples indicadores y estadísticas que, se espera, puedan aportar al diseño de políticas públicas más eficaces.
¿Uno de los logros más destacados de la iniciativa? Al cierre del evento se conformó una Red de Investigadorxs en Diversidad Sexogenérica, que tendrá alcance federal y estará a cargo de organizar, entre otras cosas, la segunda edición del congreso en 2026. En los próximos meses se realizará la primera asamblea virtual para definir las autoridades de la red y la sede del congreso.
Primer Relevamiento de la Población LGBTIQ+: acceso desigual a derechos, migración y discriminación
Pese a los cambios político-culturales recientes, que posibilitaron logros como las leyes de Matrimonio Igualitario y de Identidad de Género, los resultados del censo muestran que sigue habiendo resistencias sociales que se traducen en discriminación, falta de apoyo y violencia, especialmente hacia las identidades travesti/trans y no binaries.
Los indicadores relevados son múltiples y diversos, e incluyen aspectos cuantitativos y cualitativos. Uno de ellos tiene que ver con la condición migrante: más del 20 % de la muestra es migrante interprovincial y un 11 %, migrante intraprovincial. Otra cuestión relevada fue la reacción de la madre, el padre o la persona a cargo de la crianza frente a la orientación sexual. El 73 % mostró comprensión y aceptación; el 12 %, enojo; el 29 %, intentos de “corregir” a través de un profesional o autoridad religiosa; el 16 %, agresión física o verbal; y el 5 %, expulsión del hogar.
También se analizó la discriminación en el ámbito educativo. Un 16 % fue agredido o discriminado por profesores o directivos, y un 20 %, por compañeros. El porcentaje asciende a más del 26 % en feminidades o mujeres travesti/trans y no binaries. En el ámbito laboral, se observó que las mayores tasas de desocupación se dan en personas trans (varones 14,3 % y mujeres 12,3 %) y no binaries (10,1 %). También se observó que el 15 % de la muestra analizada se dedicó al trabajo sexual al menos una vez en su vida y, entre feminidades y mujeres travesti/trans, la proporción asciende a más de la mitad.
El informe completo, acá.