Daniela Ojeda y Liz Sosa Carballo: de la adversidad a la innovación, construyeron sus propias prótesis y se graduaron en la UNSAM
Liz y Daniela perdieron una pierna en accidentes de tránsito y se conocieron por casualidad en el tren Urquiza. Lo que empezó como una conversación entre desconocidas se transformó en una amistad y en una decisión clave: estudiar la Licenciatura en Órtesis y Prótesis en la UNSAM.
“Nos hicimos amigas en el viaje, yo le hablé primero y nunca más nos separamos. Es como una hermana para mí”, contó Daniela en esta nota. Años después, no solo diseñaron sus propias prótesis: se recibieron como profesionales con vocación de mejorar la vida de otras personas.
“Fue un camino con muchas preguntas, duelos, redescubrimientos, vínculos nuevos y otros que se fortalecieron”, contó Liz, que asumió muchos otros desafíos personales: el de reconstruirse como mujer amputada, como profesional de la salud y como amante de la vida al aire libre. “Los pacientes me hacen preguntas desde mi experiencia: qué pasa en los aeropuertos, cómo subo las montañas, qué pasa con el calor, la transpiración, cómo es el ajuste… cosas que solo sabemos quienes vivimos con esto. Poder estar ahí, compartir lo que viví y acompañarle da otro sentido a todo lo que me tocó”.
La historia completa de Daniela y Liz, en esta nota.