Alquilar es cada vez más habitual en las grandes ciudades argentinas: una forma de acceder a la vivienda que, con el encarecimiento del suelo urbano y la escasez de créditos hipotecarios, se incrementó en los últimos años. Una de las zonas que más demanda concentra es el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el principal aglomerado urbano del país. Allí, las condiciones para lxs inquilinxs empeoraron en casi todos los aspectos, mientras su situación económica se vuelve cada vez más frágil.
Al menos así lo demuestra la Encuesta Inquilina 2024 realizada por nuestra Escuela IDAES junto con la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR-CONICET) y el Instituto de Geografía Romualdo Ardissone (FILO-UBA). Entre otros puntos centrales, el relevamiento registra el deterioro de la calidad de vida de la población que alquila y provee datos estadísticos a seis meses de la derogación de la ley que que regulaba el mercado.
A grandes rasgos, la encuesta muestra una situación económica cada vez más precaria: el 62 % de los hogares inquilinos declara ingresos por debajo de la línea de pobreza; el 40 % utiliza más de la mitad de su salario para pagar el alquiler; el 59 % está endeudado y un 60 % está atrasado en el pago de servicios, impuestos o cuotas.
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