En la UNSAM, así como en el resto de las universidades nacionales que hoy están en pie de lucha, seguimos defendiendo a la universidad pública de calidad, con salarios, becas y presupuestos dignos para que nadie se quede afuera: ni los trabajadores docentes, ni los trabajadores no docentes, ni los más de 2 millones de estudiantes que hoy cursan alguna carrera en el sistema público argentino.

Porque estudiar no es un privilegio: es un derecho.

Que tengan una excelente semana de trabajo y estudio, pero también de debates y asambleas interclaustros.