“Más de la mitad de los porteños de esos años eran extranjeros recién llegados. Era una ciudad con pocos lazos que unieran afectivamente a la diversidad de pobladores que había entonces. El carnaval era uno de los pocos encuentros para esa multitud y, como parte de la fiesta, se ensayaban maneras lúdicas de ser argentinos”, adelanta Ezequiel Adamovsky, investigador del Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas (LICH) que acaba de ser galardonado con el Premio Konex, sobre el seminario del Doctorado en Ciencias Humanas que dictará entre el 11 y el 21 de junio en la UNSAM.

“El carnaval es una fiesta de transgresiones, de desafiar barreras sociales, de mezclar lo que normalmente no se mezcla, de desordenar la grilla mental que organiza el mundo. Durante la fiesta, las mujeres ganaban en independencia y corrían los límites de lo que era posible. Las diferencias de clase eran atacadas. Y era también el momento de ensayar un desborde de las categorías étnicas y raciales o, alternativamente, para reafirmarse en la diferencia”.

Más info, en esta entrevista.

Para inscribirte o consultar por el seminario “El carnaval porteño 1854-1910: negros, gringos, blancos tiznados y la construcción carnavalesca de un pueblo” escribí a doctorcshumanas@unsam.edu.ar.